Introducción
Colombia comparte fronteras terrestres y marítimas con once países, los cuales limitan con trece departamentos y setenta y siete municipios que hacen parte de estas, históricamente, estas zonas han sido permeables y con intermitencias en la presencia política, económica y social, afectando a la población colombiana.
En Mesoamérica, se presentaron dos periodos de incremento en el número de migrantes extraregionales en condición irregular entre el 2014 y 2019. El primero ocurrió entre los años 2015 y 2016, la llamada “crisis del 2015”, cuando se produjo un incremento en las cantidades de entradas de personas migrantes en condición irregular provenientes de Asia, África, y especialmente del Caribe. En esa ocasión el incremento para el 2015 representó un 390 por ciento en Panamá, y un 324 por ciento en México, según datos del Servicio Nacional de Migración y la Unidad de Política Migratoria de ambos países (1). |
En Colombia y de acuerdo a los registros de la Unidad Administrativa Especial Migración, los flujos migratorios de extranjeros en frontera terrestre para febrero de 2022, registran 22.076 ingresos al país, con destino a diferentes ciudades en Colombia, principalmente capitales y Distritos como: Bogotá, Cúcuta, Medellín, Cali, Barranquilla, Ipiales, Cartagena, Santa Marta, Maicao, Riohacha, Bucaramanga, Pasto, Pereira, Villa del Rosario, Arauca, Valledupar y Armenia (2).
Dadas las magnitudes, la dinámica creciente y la permanencia en el tiempo de la situación generada por el fenómeno migratorio, que implica volúmenes inusitados de personas vulnerables, originadas en las condiciones que viven, en materia política, económica y de salubridad, Colombia establece mecanismos de gestión y articulación desde el sector salud para diseñar e implementar respuestas coordinadas y eficaces que permitan reforzar capacidades institucionales en los departamentos y municipios de la zona de frontera y demás territorios y comunidades receptoras de migrantes (3).
Así mismo, el impacto en la salud de una emergencia de salud pública puede reducirse sustancialmente si cruces terrestres, las autoridades locales y las comunidades adyacentes están bien preparados para reducir las vulnerabilidades y las implicaciones para la salud de los riesgos significativos que son específicos a un cruce terrestre. Esta reducción puede lograrse si las capacidades sistemáticas: tales como preparación para emergencias y planes de respuesta, capacidades institucionales, mecanismos de coordinación y procedimientos para el mapeo de riesgos, vigilancia y respuesta a enfermedades y eventos son desarrollados y mantenidos (4).
Este OVA presenta las generalidades de gestión del riesgo para realizar la identificación, valoración, respuesta y comunicación para la vigilancia en salud pública en pasos fronterizos terrestres o entidades subnacionales receptoras de migrantes.