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Introducción

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Una de las acciones en salud pública que permite evaluar las etapas de identificación y respuesta durante la identificación y control de brotes, es la caracterización de los hitos durante la evolución de un brote y su investigación, así como la determinación de los tiempos requeridos para medir la identificación, la intervención y la respuesta, denominados métricas. 

El Reglamento Sanitario Internacional (RSI) de 2005 insta a las autoridades sanitarias de los países miembros a definir el agente etiológico, la fuente y el modo de propagación cuando ocurre un brote en su jurisdicción, y a notificar dicha información a la comunidad internacional. La medición de la capacidad, para llevar a cabo las actividades básicas de vigilancia identificadas por el RSI, es supervisada en los países miembros mediante el proceso de

Evaluación Externa Conjunta (JEE por sus siglas en inglés) y el informe Anual de Autoevaluación de los Estados Partes (SPAR por sus siglas en inglés), con lo cual se busca recibir información sobre 24 indicadores relacionados con las 13 capacidades del RSI necesarias para detectar, evaluar, notificar, informar y responder a los riesgos para la salud pública y a los eventos agudos de interés nacional e internacional (3,4,5). 

A nivel mundial, no hay un consenso que defina tiempos ideales para el abordaje de los brotes, pues no siempre muestran el mismo comportamiento, dado el contexto sociodemográfico y cultural en el que ocurre, motivo por el cual se identifican los principales hitos y sus métricas con el fin de poder construir parámetros de efectividad en el abordaje. Sin embargo, lo que sí se ha evidenciado es que cada país ha  tomado esas métricas para evaluar cómo es este proceso al interior de sus grupos de vigilancia con el fin de optimizar las actividades y los tiempos que lleven a una mayor oportunidad de control.

De manera general, el uso de métricas permite conocer el comportamiento de eventos de interés con impacto poblacional (2). Su uso es fundamental para la toma de decisiones, así como para valorar la gestión de los sistemas de alerta temprana, equipos de vigilancia, las intervenciones y la creación de los indicadores de evaluación. Tanto el procedimiento como los instrumentos establecidos para los procesos de medición tienen un rol vital para la generación y consolidación de información relevante para todas las etapas de la gestión del riesgo en salud pública.

Teniendo en cuenta la importancia de la medición de la capacidad de respuesta e intervención ante un brote, el presente manual busca brindar herramientas y conceptos de uso sencillo para la identificación de métricas y que permitan su uso en la evaluación de los tiempos de las intervenciones en los brotes.