Identificación del riesgo
La identificación del riesgo es la primera fase del Sistema de Alerta Temprana. La identificación incluye la detección, el reconocimiento y la descripción del riesgo utilizando diferentes fuentes de información.
Esta fase integra diversas fuentes de información, tantas como la entidad territorial pueda gestionar. Entre las fuentes de información están aquellas desarrolladas en el marco de la vigilancia basada en indicadores, tal como el sistema de vigilancia rutinaria (en el caso de Colombia, Sivigila) y aquella basada en otras fuentes de información sanitarias y no sanitarias, tal como el monitoreo de medios de comunicación. Dicha integración requiere de un operador, denominado gestor del SAT, así como el registro y la gestión para la verificación de la información, de manera rápida, veraz y suficiente (10).
Utilizando como ejemplo la vigilancia rutinaria, un país establece los eventos de interés en salud pública que son de notificación obligatoria; en un grupo están las enfermedades de alto poder epidémico, en otro, las endémicas con riesgo de epidemias y algunos, son eventos de salud que podrían tener incrementos inusuales. Los casos notificados durante un periodo específico pueden ser evaluados para determinar si estadísticamente tienen un comportamiento inusual que genere una alerta.
Este mismo proceso se realiza mediante el análisis de dichos eventos en algunas poblaciones. Por ejemplo, el comportamiento inusual de casos en niños menores de 5 años, la presentación de casos en población privada de la libertad o en fuerzas militares, el aumento de casos de una enfermedad bajo vigilancia, en grupos étnicos, como indígenas o afrodescendientes.
La información puede ser analizada de acuerdo con el nivel territorial (municipio, provincia, departamento, nación). Estos análisis pueden estar disponibles en boletines epidemiológicos, informes de eventos de interés en salud pública, en tableros de control, entre otros.
La vigilancia de otras fuentes de información requiere del seguimiento de medios, rumores, redes sociales, fuentes de otros sectores, de una manera sistemática y permanente; para esto, pueden ser utilizadas herramientas para búsquedas masivas e identificación de señales de riesgo. Los medios de comunicación suelen ser más rápidos en la identificación de señales de riesgo, que por su amplificación social requieren de una verificación y gestión prioritaria(10).
Es imprescindible un(os) operador(es) o gestor(es) para el funcionamiento del Sistema de Alerta Temprana, que asegura la operación 24 horas x 7 días (24/7). El gestor recibe la información de señales por reporte de un especialista o referente, por detección de una noticia o rumor en el monitoreo de medios y redes sociales, por el análisis directo de un histórico de casos, por la comunicación directa de una institución de salud o de un nivel diferente (hospital, municipio, departamento o nación).
El gestor es el encargado del registro y la documentación, la solicitud de información complementaria, el análisis inicial de la información disponible, la comunicación de la situación, de servir de punto de enlace con otros niveles del RSI y otras áreas locales y estimar el nivel de riesgo inicial de la situación.
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Algunas de las situaciones que requieren de la gestión inmediata y activa por el gestor son los ESPII, las situaciones que amenacen la gobernanza o la reputación institucional o gubernamental, alta mortalidad o letalidad, alta difusión en medios de comunicación, entre otros. Se deben establecer tiempos específicos para la gestión de información a los niveles gerenciales. |
Ante la identificación de señales de riesgo procedentes de las fuentes de información integradas, estas son contrastadas con la información disponible en el sistema de vigilancia, en las estadísticas vitales o directamente con las comunidades o instituciones de salud que atendieron los casos. En ocasiones hay que corroborar que el evento cumpla con los criterios de confirmación establecidos por el protocolo de vigilancia, así como recopilar la información de la historia clínica, los resultados de laboratorio, del contexto, la investigación epidemiológica de campo, las búsquedas activas (comunitarias e institucionales), la unidad de análisis, entre otros.
La identificación de una señal de riesgo, que ha sido verificada, debe generar una alerta temprana que activaría la siguiente fase (Análisis). El gestor debe producir una cápsula de información que resuma la situación detectada para su flujo en los diferentes niveles de la gestión del riesgo.