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Introducción

Imagen Introducción

Epidemias recientes como el síndrome respiratorio agudo (SARS, por sus siglas en inglés) de 2003, la neumonía por influenza A(H1N1) en 2009, el síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente medio (MERS-CoV, por sus siglas en inglés) entre 2012 y 2015, ébola en 2014 y la emergencia sanitaria internacional por la enfermedad por el nuevo coronavirus (COVID-19, por sus siglas en inglés) en el 2020-2021, han impactado el bienestar de las comunidades, probando los sistemas de salud y la economía en todas sus escalas. 

En materia de normativa internacional y vinculante entre países, el Reglamento Sanitario Internacional define las capacidades básicas locales que se deben instalar para identificar y mitigar de manera oportuna eventos agudos que puedan tener repercusión en materia de salud pública y prevenir la propagación internacional de estas, minimizando el impacto social y económico (1); asimismo la agenda de seguridad sanitaria mundial propone un fortalecimiento de los países en cuanto a sus capacidades en la prevención, detección y respuesta efectiva ante las enfermedades infecciosas que puedan afectar la salud global (2).

La respuesta a estas situaciones requiere de dos elementos clave. El primero, el uso del método epidemiológico para la comprensión, la interpretación y el análisis de las situacio- nes de salud y enfermedad, en el marco de la vigilancia en salud pública. El segundo, la gestión del riesgo colectivo mediante la organización de fases o etapas para el abordaje de riesgos que permita una mayor efectividad en la anticipación o control de un incidente o situación de riesgo con capacidad de afectación colectiva. Instituciones tales como OMS, OPS, CDC y ECDC instan al desarrollo de capacidades básicas para la gestión del riesgo, la administración de recursos y la coordinación de la respuesta a incidentes. Esta concurrencia entre el método epidemiológico y la gestión del riesgo en salud es la torre de control de la vigilancia en situaciones de emergencia y facilita la coordinación para la respuesta.

El abordaje de alertas, brotes o epidemias a través de la gestión del riesgo colectivo debe ser una prioridad de desarrollo para las autoridades nacionales y regionales en salud pública. Este abordaje reúne elementos que interactúan permanentemente: la preparación, la integración de la información, la identificación, la valoración, la respuesta, la comunicación del riesgo y la evaluación. Esta gestión avanza de acuerdo con las capacidades de cada institución, el trabajo colaborativo entre sectores y del contexto específico en el territorio.

Dos territorios pueden presentar el mismo evento de interés en salud pública, pero la respuesta será diferente, por sus características propias y sus capacidades básicas, por ejemplo, el dengue es un reto por su presentación heterogénea en los territorios, pero también por la capacidad previa del territorio para controlarlo. Otro ejemplo es el con- trol de los eventos que emergen luego de inundaciones, dado que los despliegues en los territorios son diferentes. La gestión del riesgo está caracterizada por ser un proceso moldeable y aplicable al contexto territorial.

Al conocer sus vulnerabilidades, cada entidad territorial debe prepararse para fortalecer las actividades que previenen los riesgos mediante la reducción de dichas vulnerabilidades, lo cual se logra como producto de una profunda auto evaluación y reconocimiento del entorno. La reducción de la vulnerabilidad es lograda manteniendo o mejorando las capacidades básicas que permiten prepararse, identificar, analizar, evaluar y responder al riesgo.

Este contenido permite integrar los conceptos de la gestión del riesgo a los eventos de interés en salud pública, brotes y epidemias o emergencias que pueden presentar- se a nivel subnacional o nacional y debe articularse con los procesos territoriales de prevención y gestión del riesgo de emergencias y desastres. Una epidemia puede constituirse como un desastre al sobrepasar la capacidad de respuesta en salud del territorio y requiere de una acción integrada de otros sectores para lograr su mitigación.

Adicionalmente, es un documento introductorio de una serie dirigida a los grupos responsables de la gestión y la respuesta inmediata a brotes y epidemias en los niveles subnacionales o nacionales y es una guía sobre las actividades a desarrollar para la implementación del proceso.