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1. Aspectos conceptuales

Imagen Sistema

La migración es un fenómeno global e histórico que implica la movilidad de las personas entre diferentes espacios geográficos, tanto nacionales como internacionales, y es generado por múltiples razones: desastres naturales, factores económicos, sociales o políticos, entre otros. Si bien, la migración interna e internacional comparten algunos aspectos generales, la migración internacional ocasiona transformaciones estructurales para las personas que se movilizan y para los países de destino, es decir, cambios profundos en la manera cómo se vive, experimenta y aborda este tipo de movilidad.

El gran problema alrededor de las migraciones, se relaciona con las condiciones en las cuales se da el proceso migratorio y con la forma cómo se posibilitan o no las inserciones socio-económicas y culturales en los países de destino, pues estos elementos determinan y favorecen la emergencia de desigualdades, la profundización de brechas y los mecanismos de exclusión (1). De allí que uno de los mayores desafíos sea el conocimiento en profundidad de la migración no regular, es decir, aquella que se da por fuera de las vías regulares o los marcos legales y administrativos de ingreso a los países de destino, pues suelen darse por rutas y mecanismos que aumentan la vulnerabilidad de las personas que buscan salir de sus países.

Por lo anterior, los procesos migratorios suelen darse desde países con menores ingresos hacia aquellos con economías más fuertes. De hecho éste ha sido el patrón predominante en la historia migratoria; sin embargo, en los últimos años, ha emergido un fenómeno en el cual el flujo migratorio, es decir, el “número de migrantes internacionales que llegan a un país (inmigrantes) o parten de un país (emigrantes) en el transcurso de un periodo específico” (2), ha aumentado entre países con condiciones socio-económicas similares. Es el caso de varios países en América Latina que han cambiado sus patrones migratorios y que ahora no solo está presente la emigración (salida del país) sino que han tenido un aumento persistente de la inmigración (ingreso). A este patrón emergente algunos autores lo han denominado migración sur-sur (3).

En el contexto anterior se destacan las experiencias de México, como receptor de una amplia migración proveniente de Centro América, Colombia, Ecuador, Perú y Brasil, como receptores de la denominada diáspora venezolana. Al respecto, es importante mencionar que este fenómeno migratorio venezolano en América Latina (LATAM) se ha caracterizado por un patrón de emigración continuo y masivo desde el 2015, siendo éste el principal continente de acogida. Se estima que a marzo de 2022, se encuentran 5.478.377 migrantes procedentes de Venezuela en los países de LATAM de un total de 6.130.473 venezolanos refugiados y migrantes en el mundo (4). Por los lazos geográficos, históricos, sociales y económicos, Colombia es el principal receptor de la población migrante venezolana y se calcula que entre el 30% (5) y el 40% de ésta se encuentra en el territorio colombiano con aproximadamente dos millones de personas migrantes (4). Este hecho tiene importantes consecuencias políticas, económicas y sociales y de manera específica para el sector salud, teniendo en cuenta la magnitud, dinámica y el tránsito de poblaciones altamente vulnerables, representa en reto en términos de la garantía de servicios integrales en salud y de prevención y control de situaciones de riesgo para la salud pública (1).

Si bien, no se puede generalizar la situación de la población venezolana que migra a otros países de América Latina, la experiencia colombiana muestra que una gran mayoría de quienes llegan a este territorio tiene un importante número de necesidades básicas insatisfechas.

En especial, se identifica que la situación de salud de esta población ha generado un aumento en la demanda de los servicios de salud y que ésta prestación de servicios se ha caracterizado por problemas en el acceso y oportunidad en la atención –al no estar asegurados ni contar con capacidad de pago–, limitándose en algunos casos a la asistencia de urgencias vitales (6).

Al respecto, el informe del Programa Mundial de Alimentos de 2020 reportó que “El 58% de los hogares migrantes no tiene acceso a servicios médicos. Esta tendencia es más predominante en los departamentos de Cesar, La Guajira y Norte de Santander. La razón principal por la cual no tienen acceso a los servicios de salud es por falta de recursos” (7). Sumado a lo anterior, se estima que el 58% de la población venezolana que migra hacia Colombia tiene como motivación buscar atención en salud o medicamentos (6-7), además se conoce que la mayoría de personas que buscan atención en salud son personas de sexo femenino con un 59,4% y que los servicios de mayor demanda están relacionados con los servicios de salud sexual y reproductiva (SSRR) (8).

La confluencia de estas situaciones de alto flujo de población migrante venezolana a Colombia, la elevada demanda de servicios de salud por parte de esta población y la falta de acceso a la atención sanitaria oportuna de mujeres gestantes o lactantes resultan en un fuerte impacto en las instituciones prestadoras de servicios de salud (IPS) que atienden a esta población en Colombia, haciendo que se comprometa el acceso y la calidad de la atención de los pacientes.

Imagen Recuerda

Las migraciones humanas o movimientos humanos se han dado siempre a lo largo de la historia, es un aspecto natural de la vida humana.

El proceso migratorio es un asunto complejo que involucra múltiples actores a niveles nacionales y transnacionales.

Las condiciones en las cuales se da el proceso migratorio determina la vulnerabilidad de las personas que migran, no es lo mismo una persona que viaja con todo el soporte socio-económico y emocional, que aquella que lo hace sin recursos y por rutas ilegales.